Al trabajar en el ámbito agroalimentario, tenemos la suerte de mantener un estrecho contacto con los profesionales del sector, quienes nos manifiestan su interés hacia la agricultura ecológica no sólo por el exponencial incremento de la demanda por parte del consumidor, sino porque se consolida en la conciencia del agricultor la idea de que su propia forma de vida, su actividad profesional y empresarial, dependerá, quizá en un medio plazo, de ampliar, todavía más, ese equilibrio cierto con el entorno y la naturaleza, esa defensa de la biodiversidad. No en vano, España es el primer país de la Unión Europea en superficie ecológica certificada. Sin embargo, respecto del total, ni siquiera suma el 10% la superficie agraria ecológica, puesto que las explotaciones aún deben adecuarse al sistema de producción y los costes continúan siendo elevados.
Con el ánimo de impulsar y consolidar la producción agrícola ecológica, dentro del Pacto Verde Europeo, acordado a finales de 2019, y en el marco de las estrategias De la granja a la mesa y Biodiversidad, la Comisión ha presentado recientemente su Plan de Acción para la Agricultura Ecológica.
El objetivo marcado es el de alcanzar la dedicación del 25% de las tierras agrícolas a la agricultura ecológica en el año 2030. Para ello, el Plan contiene veintitrés acciones organizadas alrededor de tres ejes: mejorar la sostenibilidad del sector, impulsar el consumo y aumentar la producción. Las medidas partirán desde la reestructuración del marco financiero, para asegurar la transición de la producción agroalimentaria tradicional hacia la ecológica, y la adición del presupuesto destinado al I+D en la esfera ecológica y a la promoción de los productos ecológicos hasta el inicio de un estudio fiscal y contable que ayude y fije las pautas de actuación.
También la implicación de los Estados miembros se torna trascendental, por lo que se les exhorta a desarrollar planes nacionales, estimular licitaciones públicas y aspirar a incorporar criterios mínimos obligatorios para una contratación pública sostenible. Por otro lado, el consumidor será un destinatario primordial, igualmente, sobre quien habrá de dirigirse toda gestión que le acerque los productos ecológicos, le garantice su disponibilidad, en función de su demanda, y consolide su confianza en ellos.
Este ambicioso Plan europeo no podía dejar al margen la vital política de la PAC, de modo que se prevé la integración de regímenes ecológicos en su sistema, apadrinados con un presupuesto de entre 38.000 y 58.000 millones de euros durante el periodo 2023-2027, de acuerdo con las futuras negociaciones en la esfera de esta política agraria.
Especialmente llamativa, por concluir, resultan algunas medidas incorporadas al Plan, consagradas a la promoción del sector agroalimentario ecológico entre los ciudadanos europeos con la creación de un Día de la Agricultura Europea, la organización de varios premios vinculados a la cadena alimentaria ecológica o la conformación de redes turísticas ecológicas, ecodistritos a través de los cuales se coordinarán actividades que involucrarán a autoridades públicas, ciudadanos, asociaciones, agricultores y operadores turísticos.